En una mañana radiante de abril, el balneario El Morro, en la idílica comuna de Tome, se convirtió en el epicentro de un encuentro de profunda trascendencia para la comunidad religiosa. La segunda convención nacional de Discapacidad de la Primera Iglesia Metodista Pentecostal estaba a punto de comenzar.
Bajo el cálido resplandor del sol, líderes y fieles se congregaron con un propósito común: explorar y fortalecer la inclusión en las iglesias y la importancia de predicar el evangelio a toda criatura. Entre ellos, el pastor Matías Poblete Sandoval, director del departamento de discapacidad, destacaba por su liderazgo sereno y comprometido.
A su lado, la figura enérgica y compasiva de la Pastora Viviana Mora Medina irradiaba esperanza y dedicación, reflejando el compromiso de la iglesia con la inclusión y el amor incondicional. Juntos, encabezaban un movimiento destinado a transformar corazones y mentes, sembrando semillas de comprensión y aceptación.
Mientras tanto, el Diácono René Godoy Rojas compartía sabias orientaciones, brindando herramientas prácticas para fomentar la participación de personas en situación de discapacidad en las congregaciones. Su voz resonaba con autoridad y calidez, inspirando a todos los presentes a tomar acción y generar cambios tangibles en sus comunidades.
Entre las mesas de trabajo y los momentos de reflexión, la Ley Chile – Ley 20422 emergía como un faro de guía y compromiso. Las normativas sobre igualdad de oportunidades e inclusión social de personas con discapacidad se discutían con seriedad y convicción, reflejando la determinación de la iglesia por construir un mundo más justo y equitativo.
Así, en medio de la camaradería y el espíritu de colaboración, la convención se erigía como un símbolo de esperanza y transformación. Era un paso firme hacia una iglesia más inclusiva y compasiva, donde cada alma, sin importar su condición, era recibida con los brazos abiertos y el amor de Cristo.